martes, 5 de marzo de 2013


EL RINCÓN DE LOS BENDITOS

BENDITO LEOPOLDO MARÍA PANERO

Todo es poesía menos la poesía, grita en verso el (anti)anti-poeta Nicanor Parra. Yo creo que esta revelación debió de tenerla también Leopoldo María Panero el día en que “decidió” (comillas, muchas comillas) que su vida sería más poesía que su propia obra. No poesía inofensiva, pastoril, sino poesía desgarrada, amarga, literaria, dramática en ocasiones, psiquiátrica en otras.




Pero la poesía de la vida es inabarcable, por mucho que nos empeñemos en encerrarla entre las (maravillosas)paredes de la ficción, así que en este rincón polar intentaré que encuentres, sencillamente, palabras sobre las palabras que otros han escrito.
Primero, fue la música: El hombre que conoció a Michi Panero (Nacho Vegas, 2006). Después, el cine: El desencanto (Jaime Chávarri y Elias Querejeta, 1976). Incluso un irregular cd-libro a cargo de Bunbury, Carlos Ann, José Mª Ponce y Bruno Galindo (2004). Y, finalmente, fueron los versos:  Leopoldo María Panero. Poesía Completa (1979-2000) Colección Visor de Poesía. Ed. Túa Blesa.
Como en muchas otras ocasiones, mi historia con un bendito de la talla de LM Panero ha sido casi tal cual, más o menos en ese orden. Panero es además un inspirador hijodeputa, mejor que cualquier estimulante con nocturnidad y alevosía (bueno, cada cosa en su tiempo y lugar, no nos pongamos ilustrados y estupendos). Ayer sobre las 11 de la noche alguno de sus versos me llevó a esbozar una delirante historia sobre una mafia de secuestradores de madres: secuestramos a su madre durante 24h, oferta especial si contrata el servicio de 72 horas, con o sin daños colaterales…
Y es que este madrileño-de-contra absorbe hasta el último de tus bosones hacia un agujero negro del que no te saca ni tu padre. Un agujero en el que la maquinaria literaria no se siente cómoda, no encuentra demasiados asideros en la escritura de un explorador como Panero para montar su chiringuito de discurso crítico y retórico. Porque el poema es el ladrido de un perro / (…) y solo las palabras destruyen y queman el alma
Su padre, Leopoldo, poeta paquidermo (y no lo digo por su importancia para la literatura universal), en representación de esa crítica elefantina, hubiera hablado de las carencias de su rima, su incapacidad técnica, el sinsentido de poemas-versiones que no tienen un original como referente, o la anormalidad de sus símiles: yo soy el que mis heces /  tallé de la piedra de los versos. Pero es precisamente esto (y mucho más) lo que invita a ganar el tiempo leyendo al plagiador de Dámaso Alonso, de Pound, la Gioconda o la mujer barbuda, este tarzán traicionado que no se llama Javier y que puede que hasta se esté burlando del mundo con un nombre que no es ni verdadero ni Panero.
 Por cierto, no me he presentado. ¿Hace falta? No sé, sencillamente, escribo aquí por mí y para ti (o viceversa, a veces tengo dudas) ¿Durante cuánto tiempo? La respuesta…no, no está en el viento, sino entre las líneas y las letras de esta recién nacida con vida propia que se ha llamado a sí misma BUK.

PD: Para disfrutar del bendito LM Panero, muy recomendables:

Sesión matinal infantil

Tarzán Traicionado (1967)

Sesión de sobremesa

Poemas del manicomio de Mondragón (1987)
Para no perderse: "Acerca del caso Dreyfuss sin Zola o la casualidad diabólica. El fin de la psiquiatría"

Sesión de tarde

Contra España y otros poemas no de amor (1990)
Para no perderse: "Eta militarra", "La monja atea", El aullido de José de Arimatea", "Peter Punk", "Soy una vieja", "Canción para una discoteca"...

Sesión golfa 

Teoría lautreamontiana del plagio (1999)
Para no perderse: "Soy una mujer barbuda", "Dios es la simetría de un sapo", "Yo no me llamo Javier", "Poema social o reivindicación del mono"...

Marco en los Polos

domingo, 3 de marzo de 2013

Nace Buk Magazín

¿Por qué Buk?
Porque leemos. 
Escuchamos música en el portátil, vamos a festivales y leemos. Ya no tenemos televisor, pero vemos Breaking Bad, Mad Men… y leemos. Nos gustan las historias, nos gusta la ficción, la poesía, los cómics. Los novelones que se degustan una tarde lluviosa al calor del brasero. Vamos a festivales de cine, hacemos fotos con el móvil que tuneamos con instagram, jugamos a la Wii y, claro, nuestros padres nos dicen que a ver cuándo sentamos la cabeza. Pero, oye, trabajamos, ¿eh? O buscamos trabajo. Y, sí, también leemos.
Y cuando nuestros amigos y amigas cumplen años lo celebramos en el bar con unos chupitos y nos encanta regalarles un libro. Porque nos gusta leer. Y eso que vivimos media vida online, con nuestro dropbox a todas partes. Y algun@s ya no somos nadie sin whatsapp, a quién vamos a engañar. Pero leemos. Y escribimos: dejamos constancia de nuestro mundo. Y cuando algo nos harta gritamos “¡joder!” y nos manifestamos llevando una pancarta dibujada con rotulador. Y al día siguiente leemos.
Y leemos de muchas formas, tenemos e-readers y nos descargamos e-books. Somos indies, rockers, hippy-flautas, freaks, nerds, artistas, fans… gente con la cabeza a pájaros: y a mucha honra. Tenemos bebés con camisetas de Los Ramones y nos cabreamos cada vez que sale una nueva versión de Facebook. Y leemos, oiga usted.
Leemos y nos rebelamos con humor, con ironía. Viva Jordi Évole. Asistimos a eventos alternativos en pequeñas librerías o en galerías de arte escondidas en un callejón. ¿Os habéis dado cuenta de que cada vez hay más? Más teatro, exposiciones, pequeñas editoriales que surgen, más recitales, conciertos… Un no parar. Las crisis provocan una efervescencia en la cultura. Y cuando llegamos a casa, antes de dormir, sacamos un ratito y leemos.
Y por eso nace Buk. Nacemos sin miedo de ser diferentes. Porque, como tú y yo sabemos, los diferentes somos legión.